De Bosco Barber a Bosco: un viaje a lo que siempre hemos sido

¿Sabíais que en Italia, el país del diseño y que, como el nuestro, baña sus costas en el Mediterráneo, “bosco” significa bosque? ¿Y que Bosco Barber—ahora simplemente Bosco—tiene un legado de tres generaciones de ebanistas que siempre trabajaron con sus propias manos? ¿Y que, hace más de cuarenta años, los habitantes de Menorca ya acudían a la carpintería familiar en busca de ideas que llenaran un espacio vacío?

Nosotros sí. Es obvio. Pero se nos había olvidado. Y eso, lejos de ser un error, era un paso necesario.

Todo viaje de transformación sigue un mismo patrón, algo parecido al Viaje del Héroe que describe el mitólogo Joseph Campbell. Al principio, uno tiene claro quién es y qué hace. Luego, algo nos impulsa a salir: es la búsqueda, la necesidad de probar, de explorar, de medir fuerzas con el mundo. En ese camino, inevitablemente, perdemos de vista algo elemental hasta dudar de si existe: hablamos de la esencia. Hasta que un día, después de haber tropezado con mil piedras y cubiertos de espinas y maleza, llegamos al final del camino. ¿Y qué encontramos allí? Pues el hogar que un día dejamos. Volvemos al punto de partida, pero transformados.

Para ser claros, concisos y hablar de lo que hemos venido a contar, tomemos nuestro viaje como ejemplo. En los 90, las grandes superficies de muebles inundaron los complejos comerciales y se convirtieron en la atracción favorita de los fines de semana. El diseño se hizo rápido, homogéneo, de catálogo y, en ocasiones, desalmado. Durante años nos movimos entre la tradición y la adaptación, explorando, aprendiendo, ajustando el rumbo y, por supuesto, equivocándonos a veces, que no hay mal más necesario que el error. Hasta que un día, agotados, nos miramos las palmas de las manos y nos dimos cuenta de que habíamos vuelto a ser aquello que nos hacía diferentes, pero ahora con conciencia, un gran conocimiento acumulado y ocupando nuestro lugar en el mundo.

Nuevas formas, completa coherencia:

  • Un nombre: Con Bosco, nos vale. Simplicidad, raíces y futuro son tres palabras que se unen en una mejor que en dos. Es un nombre nos aleja de lo egoico de lo compuesto y, fijaos la casualidad, que nos vincula a la materia prima con la que trabajamos.
  • Un logotipo: Noble, elegante y atemporal, como la madera con la que trabajamos. Sin artificios ni ornamentos innecesarios, para qué. Las formas tipográficas nos evocan solidez y fluidez a la vez, como si de una oda a la madera y a las manos que la transforman se tratara. Esperamos que os guste.
  • Un emblema: Empezamos a jugar, que también es necesario. Un símbolo geométrico que sintetiza nuestro proceso de transformación: el de la naturaleza en bruto a la creación humana. Además, un círculo dentro de un cuadrado representa el equilibrio entre lo orgánico y lo estructural, entre la inspiración natural y la precisión artesanal. ¿Nos os parece que condensa bien lo que somos?
  • La imagen: Si nuestro diseño de interiores está inspirado en nuestro entorno, este debe ser tan protagonista como nuestros muebles. Fotografías cálidas en las que la luz y la sombra, los árboles y la sal, interactúan con nuestra madera como lo hacen en nuestra mente, antes de tomar la forma final.
  • El tono: Pues ya veis desde donde os estamos hablando. Somos sinceros, intentamos ser cercanos y contamos con el peso de la experiencia. Usamos la madera como forma de expresión y la trabajamos con las manos y el corazón; por eso, queremos que nuestra comunicación sea coherente con esto.

Bienvenidos (de nuevo) a Bosco.

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