El arte de saber colocar

A la hora de ubicar los muebles más funcionales de la casa, el común de los mortales respondemos a un mismo comportamiento: los encajamos en huecos y esquinas, intentando que dejen el mínimo de espacios “sin sentido” libres, para optimizar las estancias y por seguir esa lógica que siempre hemos visto en la mayoría de los hogares. Pero… ¿y si esos espacios aparentemente baldíos sí que tuvieran un sentido?
La respuesta es sencilla. En Bosco fabricamos muebles que no solo tienen proporción y materia: tienen carácter autónomo. Y con ellos se pueden tomar dos decisiones: colocarlos, simple y llanamente, o bien hacerlos brillar.
La última palabra no la tenemos nosotros, pero nos vamos a tomar la libertad, en este artículo, de guiaros lo mejor que sepamos.
Colocar no es rellenar
Podríamos empezar desmontando un malentendido común: que los muebles son elementos pasivos, que esperan instrucciones. Nada más lejos. En realidad, pueden ser brújulas, piezas fundacionales que nos indican cómo ordenar el resto. Pero para ello, ha de haber diseño, calidad y la sensibilidad para ubicarlos estratégicamente. Una mesa con presencia y colocada en el lugar justo puede articular la circulación de toda una estancia. Una estantería bien posicionada puede fijar un ritmo en la pared, como si marcara compases visuales.
E, insistimos, no hablamos de llenar: hablamos de dirigir.
El centro también existe
Nos hemos acostumbrado a empujar los muebles hacia los bordes, como si el centro del espacio debiera permanecer siempre despejado, expectante. Pero lo cierto es que algunas piezas se diseñan para estar rodeadas de aire. La estantería Cales Fonts, por ejemplo, funciona casi como una escultura funcional: colocada en el centro del muro, sin anclajes visuales a esquinas ni rincones, cobra su forma completa. Su estructura de madera maciza de teca, combinada con estantes abiertos y un armario inferior cerrado, permite que el ojo se desplace sin interrupciones, encontrando ritmo y contención en un solo gesto.
Estructurar, conectar, fundar
Colocar con intención no es una técnica; es una filosofía. Significa entender que cada mueble puede cumplir una de estas funciones:
- Estructurar: marcar zonas, crear límites suaves sin levantar muros.
- Conectar: tender puentes visuales y funcionales entre estancias.
- Fundar: ser el punto desde el que todo se organiza.
Diseñar para el lugar o colocar desde el diseño
Muchos interioristas coinciden en que un proyecto bien resuelto no se nota. Pero nosotros añadiríamos algo más: un proyecto bien resuelto coloca bien. Porque sabe leer los volúmenes, las circulaciones, la luz. Porque sabe cuándo una pieza debe ser discreta y cuándo debe tener protagonismo. Y porque no teme usar el centro, el vacío o el paso como aliados.
¿No sois interioristas? Pues que no cunda el pánico, porque podéis jugar sin la presión de tener que ganar. Probad cosas: desplazad un mueble un poco más allá, despegadlo de la esquina o colocadlo en un espacio que a priori no parece lógico. Dejad que sea el único protagonista sin intentar complementarlo o buscadle un “compañero” ilógico. Divertíos. Divertíos y, quién sabe, quizás descubráis una nueva habilidad.